"Lole" (apodo ganado en su juventud cuando ejercía trabajos agropecuarios) trascendió generaciones y se transformó en un símbolo del deporte nacional, aún sin calzarse una corona de campeonato mundial.

   A comienzos de los 70', luego de un exitoso recorrido nacional, el argentino asumió el desafío y se lanzó hacia la difícil misión de resucitar el espíritu del fanático sepultado tras el retiro de Juan Manuel Fangio, con todo el peso que eso implicaba.

   Un propósito que, a raíz de las promisorias actuaciones, rápidamente se vio reflejado en el país. En poco tiempo, los domingos de grandes premios pasaron a ser una cita obligada frente al televisor.

   Una década duró la aventura de Reutemann en la Fórmula 1. Allí tuvo la dicha de tripular los monoplazas más exitosos de la época (Brabham, Ferrari, Lotus y Williams), triunfar en una docena de competencias, subir al podio 45 veces, obtener 6 Poles y 6 vueltas rápidas.

   La última vez en lo más alto del podio fue en Zolder (Bélgica) 1981, aunque aquel día hubo poco para festejar. Lole aún estaba compungido por el fallecimiento del mecánico que accidentalmente atropelló el viernes previo a la competencia.

   Muchos probablemente coincidirán que la victoria más resonante fue Mónaco 1980, sencillamente por toda la mística que envuelve a las calles del Principado. Aquel día, el himno nacional argentino coronó a Reutemann "Rey" de Montecarlo. Nada más y nada menos...

   La obtención del subcampeonato mundial en 1981 (perdió el título por un punto ante el brasileño Nelson Piquet), tras una controvertida temporada con su equipo Williams, automáticamente le adjudicó a "Lole" el rótulo de campeón sin corona; crédito ganado por unos cuantos en la historia.

   Quedará a criterio personal aquello que narra la mitología sobre el complot de la propia escudería británica contra las aspiraciones de corona del argentino, por la desobediencia en Jacarepaguá 1981, y el famoso cartel "JONES-REUT" que Lole no vio...

   En tiempos donde imaginar un piloto argentino en la máxima expresión automovilística resulta utópico, lo hecho por el santafesino, en una de las épocas más crueles y feroces de la F1, se magnifica notablemente.

   Algunas personalidades no necesitan las estadísticas para marcar una era. Por eso, desde hoy (sin exagerar) comenzó la leyenda Carlos Alberto Reutemann. 

fuente: www.lanueva.com

foto: archivo.