No hubo espacio para la hazaña, empataron 1-1 y los franceses avanzaron a cuartos por la goleada 4-1 en el Camp Nou. Mbappé abrió la cuenta de penal y Messi marcó la igualdad con un golazo. Keylor Navas le atajó un penal al argentino.

Todo lo que no hizo Barcelona en el partido de ida pesó demasiado y terminó inclinando la balanza pese a la buena actuación del equipo español en la revancha en París. No hubo espacio para la hazaña. Festeja PSG, que se abraza a la clasificación a cuartos por lo hecho en el Camp Nou de mano de su estrella principal Kylian Mbappé.

Aquel 4-1 en la ida dejó sin margen de error a los españoles que no pasaron del empate en el Parque de los Príncipes. Fue 1-1. Y puede haber sido el último partido de la Pulga en el torneo que más le gusta con la camiseta de toda su vida. 

Kylian Mbappé abrió la cuenta para los locales y Lionel Messi, con un bombazo espectacular marcó la igualdad. El argentino tuvo en sus pies la chance de dar vuelta el marcador sobre el final del primer tiempo pero Keylor Navas desvió su remate desde el punto del penal.

Así Barcelona se despide de la Champions en octavos, algo que no ocurría desde 2007. Y el futuro del crack argentino es una incógnita.

El arranque del partido fue el que planteaba la lógica por el resultado del partido de ida: Barcelona, con la pelota y el terreno. También, con la obligación y la necesidad de tratar de abrir el marcador lo antes posible. Koeman apostó por tres delanteros: Griezmann, Dembelé y Messi. El PSG, por su parte, con una postura agazapada y expectante; sabiendo que si lograba cortar los ataques rivales saldría disparado en busca de explotar la velocidad de Mbappé.

La primera gran chance estuvo en los pies de Messi con un tiro libre frontal a los 8 minutos, un metro por detrás de la medialuna. El zurdazo con rosca por encima de la barrera salió alto y no inquietó a Keylor Navas.

Y enseguida volvió a preocupar de la mano de Dembelé. El joven francés, de buen arranque, llegó a fondo tres veces por la banda izquierda: en la primera sacó un zurdazo cruzado débil y terminó en las manos del arquero. En la siguiente buscó cambiar, enganchó hacia su derecha y el remate mordido se fue lejos.

Y la tercera fue la más punzante. Otra vez apareció solo como puntero izquierdo, metió el latigazo bajo y cruzado y obligó a una atajada fenomenal de Navas.

Barcelona mostraba buenas señales. Marcaba el pulso del juego en el primer tramo de una revancha que no le permitía margen de error.

Y era cuestión de puntería. Porque los de Koeman hacían todo bien hasta que llegaban a los metros decisivos. A los 22, Sergiño Dest rompió el travesaño tras un desborde perfecto por derecha. Y un minuto después tras una nueva ruptura de Dembelé, el centro pasó a centímetros del botín de Messi que se tiró para empujarla al gol.

En el primer ataque del PSG llegó la acción que abrió la cuenta. Y tuvo que asistirse del VAR el juez inglés Anthony Taylor y sancionar el penal de Lenglet a Icardi (lo pisa sin querer en el retroceso, hasta le saca el botín). Poco le importó a Mbappé, que se hizo cargo del remate desde los doce pasos y la clavó contra el palo derecho de Ter Stegen.

El golpe parecía de nocaut. No solo por sumar en el marcador global sino por la incidencia anímica: PSG no había hecho nada para estar en ventaja.

Y fue Messi, cuándo no, el que se devolvió al Barcelona al partido con un bombazo impresionante desde 30 metros que se clavó en el ángulo superior derecho de Navas. Un golazo del crack argentino que se mostraba activo, colaboraba en la marca y se mostraba por todo el frente de ataque.

Sobre el final del primer tiempo llegó un momento clave. Griezmann anticipó en la dividida a Kurzawa sobre el borde del área, el lateral se lo llevó puesto, y Messi tuvo en sus pies la chance de dar vuelta la historia con el penal.

Hubiera sido un premio merecido por lo hecho por el Barcelona en esos 45 minutos.

El argentino le pegó fuerte pero se quedó a mitad de camino: el remate no fue al medio ni esquinado. Y Navas, que voló hacia su derecha, logró en la estirada desviar la pelota con su rodilla. 

Sembró mucho y cosechó poco el equipo culé. Y peor aún, el rival más importante pasaba a ser el reloj: tenía solo 45 minutos para forzar, como mínimo, el 4-1 que igualara la serie.

En el segundo tiempo, el equipo español ya no pudo sostener el ritmo asfixiante de la primera mitad y empezó a jugarse más como quería el PSG.

A los 15 minutos tuvo su chance Messi, entrando por el corazón del área tras un pase filtrado perfecto de Jordi Alba. El argentino controló bien y estaba por sentenciar a Navas, pero lo bloqueó justo Marquinhos con un cierre impecable.

Se iban agotando las chances al compás del cronómetro. Se iba acumulando la frustración por las situaciones perdidas.

Keylor Navas le sumó frustración con otra volada fantástica ante un anticipo ofensivo de cabeza de Busquets en el primer palo tras el córner cerrado de Dembelé.

Las estadísticas de poco le servían al Barcelona que ya había tenido 19 remates y 10 de ellos al arco, aunque el marcador seguía igualado en uno. Y el pasaje a cuartos de final se quedaba en París.

Movió el banco Koeman, tiró toda la carne al asador con los ingresos de Pjanic y Braithwaite en busca de una hazaña que cada vez parecía más lejana.

Pero la utopía solo fue eso. La hazaña quedó muy lejos de transformarse en realidad. Y todo fue frustración para el Barcelona.

fuente: www.clarin.com.ar

foto: twitter Paris St Germain.