Horacio Kaddour, técnico con pasado en nuestra ciudad batalla contra una dura enfermedad.
Julio 22, 2020El bahiense que dirigiera Peñarol a principios de la década del 80 brindó una extensa nota al diario www.lanueva.com.
Su carrera futbolística se truncó durante la juventud por una lesión en una rodilla, pero allí mismo salió a relucir su talento para la dirección técnica.
Horacio Kaddour, más conocido como “Chupete”, mamó los conceptos de Raúl Martín López en su Bella Vista querido entre 1969 y 1971, cuando empezó una carrera que se extendió hasta 2011 y que le permitió consolidarse y cosechar infinidad de amigos.
“‘Plumita’ era mi consejero. Lo respetaba mucho, ya que los jóvenes de antes nos apoyábamos en la experiencia. Fue técnico y dirigente de Bella Vista y me tocó sucederlo en el cargo. Hablo de una época muy linda, donde la palabra era sagrada”, dijo Horacio Kaddour.
Una época donde todo se hacía a pulmón, sin demasiada información y con pocos elementos para desarrollarse.
“Apenas teníamos una luz en un lateral de la cancha. Jugando en Reserva iba temprano para tirarle centros a los goleadores de Primera: Cesáreo Sánchez y el ‘Ruso’ Khot los cabeceadores temibles. Ni la pelota, ni la cancha eran lo ideal, aunque la preparación física sí asomaba como algo importante”, contó “Chupete”.
“Se jugaba con línea de tres en el fondo. El dibujo era 3-2-5. Además del arquero Manuel ‘Toscano’ López, el equipo tenía figuras como Juan Carlos Pérez, Ernesto Corvalán, Ricardo Khot, Cesareo Sánchez y Luis Grande. Con el tiempo llegué a Primera junto a Eugenio Scipio, pero al poco tiempo, en un partido ante Villa Mitre, me lesioné tras gambetear al arquero. Giré, el pie se trabó y me rompí los meniscos. Me operé, volví a jugar un partido frente a Rosario y me volví a romper; hasta que el doctor me dijo: ‘Basta porque vas a terminar como un mochilero’”.
-¿Así empezó tu carrera como DT?
-Bella Vista me pagaba un curso acelerado con un “profe” en Olavarría o en Viedma. Acepté, pero no alcancé a ir porque la comisión directiva me mandó a la cancha. Hacía la parte física y técnica.
-¿Se pagaba en esa época?
-Sí. Pero a Bella Vista le cobré sólo una vez en todos los períodos que estuve. En realidad eran migajas, para decirle a mi mujer que cobraba. Puse más dinero de lo que gané. Al club lo empujé siempre más con el corazón que con la cabeza.
-¿Es cierto que el potrero de la “Loma” era más concurrido que los partidos de fútbol de la Liga?
-Ja, ja, ja. Era así. Todos los sábados venían jugadores de Primera a jugar al potrero del barrio. Cancha de tierra, pero estaba mejor que la de Bella Vista. ‘Cosito’ González se hizo en estos potreros, donde nos pelábamos las rodillas.
“Elegíamos los jugadores diciendo: ‘par o noni’ (par o impar). Eran a diez goles o hasta que no había más luz. Para comprar pelotas de fútbol afanábamos caños de plomo y los vendíamos”.
-¿Cuál fue el club donde más cómodo te sentiste?
-En todos me atendieron bien. No sé si por negro o simpático, pero siempre me respetaron. Tal vez el gusto amargo lo viví en Pañarol de Pigüé, al que arribé tras salir campeón del Promocional con Huracán y, luego, con Bella Vista.
-¿Qué te pasó?
-En 1982 me mudé con toda mi familia. La condición era un año de prueba para depurar y luego armar un equipo competitivo. A los seis meses todo se complicó, me avisaron que no me podían pagar más porque los resultados no se daban.
“Era lógico, en el filtro no había más de dos jugadores –entre ellos Eduardo Salvi- con condiciones. Y algunos familiares de otros jugadores se enojaron conmigo y se fueron porque le prohibía ir a los bailes. Encima Sarmiento tenía un equipazo y salía campeón.
“Eso sí, en el clásico fue 1-1. Hice lo imposible para no perder; le cambiaba la pelota, paraba el partido… No tenía un equipo para pelearle a ese Sarmiento. Hice debutar a (Martín) Capelletti, D’Angelo y Velazco, pibes que después fueron campeones.”
-¿Eras tranquilo para dirigir?
-Nooo. Era cascarriento. En Pigüé tuve un encontronazo con un árbitro en un clásico de Reserva. El tipo era pugilista, provocador. Estábamos cero a cero en el primer tiempo y recuerdo que salgo fumando un cigarro del túnel con el propio juez. De movida nos hacen un gol y al rato un jugador de ellos tira la pelota afuera para hacer tiempo. Entonces le digo: ‘Nene, a tu edad dedicate a jugar al fútbol que es lo más bonito que te puede pasar’. El pibe se enoja, se arma un revuelo y viene el árbitro: ‘Te voy a sacar tarjeta amarilla. Venís a matar el hambre acá y no sos quién para dar consejos’. Me saca amarilla y me dice: ‘Si jodés te saco la roja’. Me enojo y le contesto: ‘Si vos me sacás la roja te la hago comer’.
“Se acerca, me pone la tarjeta en la nariz. Le pegué semejante bollo que lo planché… Los pibes disparaban y este árbitro, desde el piso, se arrastraba como podía entre quejas y gritos, con la carretilla hinchada”.
-¿Te detuvieron?
-Si. Me llevaron a la comisaría y luego la Liga de Suárez me dio 17 años de suspensión. Estaba un comisario de apellido Osemín, quien con el tiempo se radicó en Bahía como jefe de la Regional y hasta vino a mi casa a comer un asado, y me regaló un cuchillo.
“Conseguimos una reunión con (Ernesto) Palenzona para hacer el descargo en la Liga. Pedí disculpas, hablé de mi trayectoria y expuse los motivos de la expulsión: ‘Me extraña que una Liga tan linda e importante como esta tenga un árbitro tan prepotente, exboxeador y alcohólico’. Me defendí mejor que un abogado, diciendo la verdad.
“Los 17 años bajaron a 17 días. Y a partir de ese momento empezaron a pedir jueces de Bahía, entre ellos Quevedo y Julio Asnes”.
-¿No hubo más problemas?
-No. Pero en un clásico, sabiendo todo lo que había pasado, designan de línea al árbitro que había tenido problemas conmigo. Fue en el clásico que empatamos, pero no pasó nada. Hasta le presté un reloj porque no tenía para dirigir el partido de Reserva.
-Volviste y te contrata Pacífico, ¿qué pasó con un arquero que venía de Sporting?
-Ufff… Jugábamos con Villa Mitre un partido por la permanencia y un periodista me había anticipado que me habían arreglado un jugador, que iba a ir para atrás. Ya el jueves mi ayudante de campo me dijo: ‘Jorge Ruiz no va a jugar’. Pregunté cuál era el motivo: ‘Pelea en el Salón de los Deportes el viernes’. No lo podía creer, pero figuraba en el afiche. Saqué un lugar en el ring side y cuando me vio, antes de la pelea, le dije: ‘hijo de puta, ojalá que te maten’. Se hizo el canchero, pero le pegaron un piñón y se lo tuvieron que llevar en camilla. Ya tenía un jugador menos.
-Sabías que ese no era el vendido…
-Exacto. Cancha de Pacífico, arrancamos ganando 2 a 0. Resulta que patea Wagner de media cancha y Abel Islas, nuestro arquero, la deja pasar. Al rato, algo parecido: patea Julio Román, que debe tener un gol en toda su historia, y otra vez el “1” adelantado. Antes de terminar llega el tercero, bastante parecido.
“Pita el árbitro y lo veo a Islas que sale corriendo para el vestuario. Salí como una fiera, le pegué una patada a la puerta y empecé: ‘A ver, a ver quién se vendió…’ Estaban todos menos el arquero, que había agarrado el bolso y desapareció. Lo hice debutar a Trochi y perdimos 4 a 3. ¡Tenía una calentura!”.
-¿Nunca más te lo cruzaste?
-Me enteré que el padre del “Rusito” Kerman, que estaba en la comisión de Villa Mitre, lo había adornado. Me dijeron que Islas se había ido a Bariloche.
“Después de muchos años lo veo con un grupo de gente y me saludó a la distancia. Obviamente me contuve porque había gente (risas)”.
-¿En cancha de Tiro te hicieron expulsar?
-Sí. Luis Díaz era el técnico de Tiro y el “Ruso” Ackerman el línea. Ambos de Villa Rosas, amigos. Todos los tiros me cobraba offside en contra. Atrás del alambrado estaba “Monona”, la mamá del “Loro” Derrac, que era nacida acá en el barrio. Me cargaba por una nota en "La Nueva Provincia", donde yo hablaba de la costumbre de tomar champagne con (Jorge) Ledo.
“’Monona’ me dice: ‘Te tomaste el Don Perignon, alcahuete de Ledo’. Me doy vuelta para reírme, y saludarla; entonces Luis Díaz le pega un grito a Ackerman, quien levanta el banderín y lo llama a Jorge Ruiz. ‘Horacio está insultando a la gente de afuera’. El ‘Caballo’ le creyó y me echó. Me lo quería comer, rompí la puerta del vestuario, jajaja”.
"A la semana siguiente Jorge Ruiz pasó por Olimpo para dejarme una nota pidiendo disculpas. Lo llamé: “Caballo hijo de puta, es la segunda que me hacés”. Y Me dice: 'Es cierto, tenías razón, pero te eché por culpa de los otros dos, que mintieron'. Me comí una fecha".
-¡Qué buen equipo armaste en 2009...!
-Habían pasado 14 años sin títulos y después de eso Olimpo lleva otros 11. Hicimos una pretemporada en La Pampa y el “Enano” Ledo, al que yo puteaba como loco, me dio apenas 2.000 pesos para gastos. Conseguí un colectivo (Plaza) gratis y allá nos trataron bárbaro…
-Y te trajiste algunos jugadores.
-Sí. Lo teníamos a Julio Furch, que se había probado en Olimpo y fuimos a devolver gentilezas. El padre de Juan Abaca me consiguió, por una gestión con el gobernador, un lugar bárbaro. Hicimos varios amistosos y me traje a Juan Abaca, Gastón Ceccani, Juan Mauri, Lucas Vasallo y Leandro Filippini.
“Jugaban en contra y con el correr de los minutos los iba pidiendo, pasaban a mi equipo. Así se fue armando el plantel que en 2009 se coronó campeón de la Liga del Sur.
“Se sumó Litre, a quien conocía de haberlo visto en Sarmiento. Y estaban los hermanos (Edgar y Braian) Scalco. Ganamos la final 4-2 ante Tiro, aunque el partido más duro que tuvimos fue en cancha de Liniers”.
-¿En la zona también dirigiste a Unión de Tornquist y a Fortín Club de Pedro Luro?
-Y a Oriente, donde me trataron como uno más del pueblo y salimos campeones. Unión llevaba 26 años sin títulos. Me llamó (Ángel) Barone, presidente: “Nos dijeron que usted nos va a sacar campeón”. Le aclaré: “Le mintieron, no soy Dios para saber eso”. Me autorizó a llevar jugadores de Bahía (Ángel Tourn, Julio Román, Carlos Schen, Juan M. Fernández y José Luis Salica). En la final vencimos a Automoto 3-1 y dimos la vuelta.
“En Fortín me robaron una final los de ‘Burato’, el ‘Catete’ Rodríguez. Me suspendieron a ‘Tucuta’ Martínez por estar dirigiendo un partido de Reserva. Le armaron una trampa, lo expulsan y me dejan sin goleador. Ganábamos 3 a 1 y el árbitro (Oyola) le regala un penal a Fútbol y Tenis y, encima, me expulsa 4 jugadores. Cada falta era una roja. Lo corrí por toda la cancha. Una vez lo encontré en una carnicería de Punta Alta y me dijo: ‘¿Qué querés, que me maten…?’.
-¿Cuándo dirigiste a Sporting venías de Huracán?
-Jajaja. Dirigía a los dos equipos a la vez. El presidente de Sporting era José Rubió. Un pariente de un tal Denk, que era dirigente, le recomendó algunos jugadores de Entre Ríos y como yo estaba necesitando en puestos puntuales los hice venir. No los conocía y decidí probarlos en Huracán, por el Promocional. Jugábamos en Cabildo, los puse y la rompieron.
“¿Cómo hicieron para jugar? Le dije al árbitro (Dante Sosa) que había perdido los documentos de tres jugadores en el viaje a Cabildo. ‘Me hacés pata, porque no completo…’. Lo apreté un poquito. Eran los hermanos Luis y José Luna, e Ismael Fernández y Manuel Franco. Le hicimos 5 goles a Pacífico”.
“Al volver los mandé a Punta Alta y me reuní con los dirigentes de Sporting para iniciar los trámites. Imaginate, en Huracán todavía me quieren matar. Luis Luna resultó la revelación de ese torneo”.
-¿A los pibes de San Lorenzo de Stroeder los llevaste a "La Boca"?
-Sí. Tenían una felicidad enorme. En 1989 jugamos un torneo con Atlanta, Platense y Boca. Son chicos que todavía hoy recuerdan ese acontecimiento. Conocieron la Casa de Gobierno, a los granaderos…
-¿Qué recuerdos tenés de Ledo?
-Diez mil anécdotas. El piso del quincho de mi casa lo pagó Ledo. Me cargaba porque no lo terminaba nunca y la verdad era que no me alcanzaba para terminarlo.
“Para la plata el ‘Enano’ era durísimo. Un partido no le dirigí porque me mandó dinero con el alcahuete de Sergio Hernández. Me dio la mitad de acordado y se lo devolví. Por eso un partido de ese campeonato de 2009 lo dirigió el ‘Pájaro’”.
“A mi casa han venido muchos jugadores de Olimpo, y técnicos como Madelón, Alfaro y Perazzo...”.
-¿Es un mito lo del peluquín de Ledo?
-Surgió por un comentario que le hice a Néstor Cabeza, un vecino que era pelado y tenía un complejo. Le comento, estando en la cancha, que Ledo se había hecho un quincho en la cabeza. Se ve que le quedó dando vuelta...
“Un día, en una cena en mi casa, estaba Ledo, el ‘Anguila’ Gutiérrez y Cabeza, quien lo cargaba a Gutiérrez: ‘No sé porqué te dicen Anguila. ¿Qué sos del que corría autos, el tal Bordeu?’. Estaba medio picado. En una salta y le dice a Ledo: ‘Jorge, le puedo hacer una pregunta…’ Y Ledo contesta: ‘Toda la noche hablando boludeces; dale preguntá: ‘¿Cuánto le salió la peluca?’. Para qué, saltó el ‘Enano’: ‘¿Qué peluca? Acá tengo una peluca, mirá…”. Se murió Ledo y Cabeza sigue pensando que usaba peluca”.
-¿Cómo estás para afrontar el próximo campeonato?
-Estoy librando una batalla contra el terrorífico cáncer. Le voy a dar pelea y voy a vencer. Tengo el apoyo de mi familia -Mirta, su mujer; Sebastián y Rodrigo, los hijos; su nuera, Soledad, y su nieta Luna (3 años)- y amigos.
El dato
368
Partidos dirigió Horacio Kaddour en la Liga del Sur. Bella Vista (79), Huracán (45), Liniers (24), Pacífico de Cabildo (9), Rosario (28), Pacífico BB (44), Sporting (6), Puerto Comercial (24), Libertad (18), Olimpo (84) y Sansinena (7). Ganó 133, empató 93 y perdió 142, según datos de Eduardo López.
La frase
“En Libertad pasé momentos hermosos, con gente que me brindó todo. Es un club que llevo en el corazón, y eso que no llegué a 20 partidos”, señaló Horacio Kaddour.
foto: www.lanueva.com